Las rabietas también conocidas como berrinches son un estallido de lágrimas, mocos, gritos y rabia que nos desconciertan y que incluso nos frustra como madres. Sabemos que puede resultar desesperante intentar calmar a nuestra pequeña criatura, pero el modo en que gestiones estas explosivas situaciones marcará el futuro emocional de tu niño.
Algo de lo que se sorprenden muchas familias es del peculiar carácter que demuestran muchos pequeños ya desde edades tempranas. Llama la atención que se diferencien tanto de otros niños e incluso de sus propios hermanos. Es común, también, que nos preguntemos a quién se parecen y de dónde habrán sacado ese genio casi indomable.
Bien, hay un aspecto que es necesario aclarar desde un principio. La personalidad de un niño depende de muchos factores, el contexto donde crece, el factor ambiental y la interacción recibida son elementos clave. Sin embargo, existe un factor genético que tendremos que asumir, aceptar y entender. Cada niño es único y tiene su propio carácter. Es más, lo iremos viendo ya desde el primer mes a través de su estilo de alimentación y de descanso.
No intentes buscar una razón al porqué tu hijo experimenta tantas rabietas o tantos berrinches. Simplemente, gestiona, comprende y canaliza.
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