Para poner límites a los niños a través de la disciplina proactiva se comienza con el comportamiento del adulto. Un buen ajuste del límite, la comunicación clara de los límites, es un buen comienzo, es como ser el modelo y reflejo. Los adultos deben incluir en su enseñanza el comportamiento más apropiado, dando señales para el nuevo comportamiento, dando opciones a elegir a los niños y apoyando en el nuevo y apropiado comportamiento.
La orientación positiva y la disciplina también incluyen cambiar algo acerca de una situación, haciendo caso omiso a la conducta cuando es apropiado hacerlo. Una orientación y una disciplina positiva sigue un buen camino cuando los adultos administran la disciplina con estrategias positivas como, por ejemplo:
- Escucha activa
- Redirección con actitud positiva
- Resolución de conflictos
- Reconocer y gestionar las emociones identificadas
- Reconocer las señales de estrés, ansiedad o cansancio
- Evitar la sobreestimulación, tomar conciencia del uso de las tecnologías y dispositivos móviles
- Enseñar técnicas de relajación, respiración y de mindfulness o conciencia plena
Es muy importante ayudar a los niños y niñas a preservar su dignidad en la disciplina positiva mientras aprenden un buen comportamiento. El desarrollo de unos límites razonables se centra en las cosas más importantes, indicando la eficacia de los límites, ayudando a los niños a aceptar los límites y comunicándolos a los demás. También es fundamental revisarlos periódicamente siendo flexibles ante diferentes las situaciones.
¿Cuándo son importantes los límites?
Los límites son importantes siempre pero sobre todo cuando se trata de seguridad para ti y para los demás, esto no es negociable. Tratar a los demás con respeto es importante y tratar las propias necesidades sin atacar a nadie más también lo es. Las demás reglas pueden cambiar con el tiempo y se tendrá que aprender a tratar sus propios conflictos y necesidades para poder estar bien con él mismo y con su entorno.
Los padres y madres deben crear y establecer límites necesarios, dejando de lado a los innecesarios. Sólo debes asegurarte de que tienes una buena conexión con tu hijo para que puedas establecer los límites con empatía y asertividad, y si tu hijo puede sentir esto, los límites no serán un problema en la educación de tus hijos.
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