
Sus manos querrán tocarlo todo y sus ojos solo ansían descubrir todas las maravillas del mundo. Hemos de permitir que nuestros hijos aprovechen al máximo la época más hermosa y mágica de sus vidas: la infancia.
Resulta curioso cómo en los últimos años está surgiendo un movimiento que parece no entender la esencia de esta idea. Lo que es la infancia, lo que supone y el valor que representa para una sociedad. A día de hoy encontramos ya múltiples restaurantes, bares y ofertas hoteleras donde se indica claramente un “niños no”.
Todos tenemos claro que a la hora de ofertar un servicio, cada empresario es libre de proponer lo que desee, y más sabiendo que hay demanda.
De hecho, países como Estados Unidos o Reino Unido fueron los primeros en ofrecer plazas en hoteles y restaurantes con el lema “libre de menores” para que el cliente no tuviera que soportar lloros, carreras o juegos infantiles.
Ahora bien, todos podemos comprender más o menos esta idea, pero lo que ya nos cuesta más es tener que respetar esas situaciones donde de pronto, se alza ese “adultismo” donde se deja de ser cercano y empático al mundo de la infancia.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
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