Entre el primer año y los 4 años se abre el momento más importante para asentar las bases de una auténtica Inteligencia y Educación Emocional.
Para ello, te invitamos a tener en cuenta estas sencillas estrategias…
- Los niños necesitan comprender sus límites, qué se puede hacer y qué no. Cuanto antes lo entiendan mayor seguridad encontrarán en su día a día.
- No tengas miedo de dar un “NO” a tiempo, algo tan sencillo nos evita problemas posteriores.
- Sé congruente con las normas y nunca las rompas.
- Haz uso de cartulinas con dibujos. En cada cartulina dibujaremos una emoción: rabia, miedo, tristeza… Es necesario que los niños aprendan cuanto antes a identificar esas emociones negativas para saber canalizarlas.
Para ello, les explicaremos qué se puede hacer con cada emoción. “Si siento rabia debo explicar en voz alta por qué me siento así”. Aprender a comunicar emociones en primera persona es algo muy útil que podemos favorecer desde etapas tempranas de forma sencilla, elemental.
En conclusión, somos conscientes de que cada niño es un mundo y de que algunos, pueden llegar a ser muy demandantes. Sin embargo recuerda…
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