
A lo largo del día lidiamos con tareas, obligaciones y responsabilidades que nos generan mucho «ruido mental». ¿Has observado cómo te hace sentir todo? ¿Eres consciente de lo que esas experiencias te están generado en el día a día?
Aparecen estresores cotidianos, nuestra mente orientada al futuro y a la previsión, planificación … En ocasiones seguimos tendencias que nos hacen reaccionar ante los acontecimientos sin tener la percepción que estoy eligiendo hacer eso.
¿Quiero realmente seguir este ritmo o quiero cambiar algo?
Quizá tras hacer una pequeña pausa, aunque solo sea de tres minutos… tienes un espacio y momento para conversar tranquila y conscientemente contigo mismo . Me pregunto: ¿Decido romper con alguna regla o hábito que ya no me está gustando?
«Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está donde poder elegir nuestra respuesta. Es nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra libertad.»
Victor E .Frankl, autor de El hombre en busca de sentido
Son estas y otras muchas, las experiencias cotidianas que se tiñen por ese parloteo constante donde los pensamientos invaden nuestra atención. ¿Nuestro diálogo interno es muchas veces pesimista, negativo? Estos pensamientos hacen que se desvíe nuestra atención y vayamos funcionando en nuestra rutina en ¨piloto automático¨, y nos llevan a cualquier sitio menos a la experiencia que está sucediendo es ese mismo instante, en el ¨ahora¨ de cada tarea, actividad y acción. Lo que genera emociones y sentimientos quizá, a veces, encontrados y que cuesta gestionar por la ¨automatización¨
Mayer y Salovey definen la gestión emocional como la habilidad para la gestión de los estados emocionales. Lo que incluiría su percepción, comprensión, manejo y utilización de forma constructiva.
De este modo, es muy común la importancia de detectar y ser consciente del estrés asociado a las tareas rutinarias así como a estresores cotidianos, que además de poco previsibles, continuados y a veces con consecuencias complejas de detectar hasta su ¨explosión total¨, por ello la importancia de identificar la emoción, la respuesta de esta emoción en nuestro cuerpo, ¿qué siento?, ¿dónde se me posiciona la emoción? , ¿en qué parte del cuerpo?, ¿cual es mi respuesta?
Tener ese espacio para practicar la atención plena, y entrenarse para promoverlo algo más en el día a día es una experiencia cada vez más habitual. Tomar unos minutos para re-conectar en la era en la que muchos estamos inmersos de la multi-tarea se ha convertido en una experiencia cada vez más gustosa y con beneficios: ¡Tómate una pausa!
Es que todo ser vivo busca seguridad y refugio. Un lugar donde descansar. Por ello puede ser importante compartir esta reflexión de Judy Brown…
“Lo que hace que prenda el fuego es el espacio entre los troncos. Un espacio para respirar…. Demasiado de algo bueno, demasiados troncos apiñados, pueden sofocar las llamas del mismo modo que lo haría el agua. Por lo tanto para preparar el fuego hemos de prestar tanta atención a los espacios entre en medio como a la madera…Un fuego prende simplemente porque hay espacio para que la llama, que sabe cómo arder, encuentre su camino…”
Judy Brown
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