
La maternidad nos trae un torbellino de emociones y tras las primeras semanas de dar a luz nos aumenta la liberación de la hormona del amor, más conocida como la oxitocina. Ella es la responsable del amor que tenemos hacia nuestro bebé,en mi caso a mi pequeña Martina, así como del sentimiento de responsabilidad y protección que nos inunda cada vez que los miramos.
El momento del parto, al igual los nueve meses anteriores, los afronté de una manera muy positiva, con mucha calma, serenidad, tranquilidad y disfrutando cada segundo de día.
Escuchaba cada señal de mi cuerpo a la vez que pensaba…que la naturaleza es sabia, y nuestro cuerpo es una gran máquina sincronizada que se conoce bien, pero que muy bien.
Creo, y estoy convencida, que mi actitud frente a mi nuevo cambio, hizo que mi corazón y mis sentidos estuvieran a flor de piel y a las alturas de las circunstancias.
Abraza esas emociones y déjalas estar, no luches contra ellas ni intentes estar feliz “por imperativo”. Puedes soportar sentirte ansiosa, triste, confundida e incluso enfadada con el mundo.
No te preocupes, eres humana y tienes emociones. Acéptalas sin más.
Bienvenidas a mi vida!
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